2011 será un año en el que la incertidumbre sobrevolará el inmobiliario de empresa europeo. Pero, parece que, para el inmobiliario español, será un año de sufrimiento.
Algunos analistas e inversores del mercado inmobiliario global, nos venían anunciando que parecía llegado el momento de que los jugadores, en ese mercado, volvieran su vista de nuevo hacia el mercado inmobiliario español. Después de todo, los alquileres de oficinas en Madrid han caído más de un 35 por ciento, desde el pico alcanzado en el tercer trimestre de 2007. Y las tasas de capitalización, que miden el rendimiento anual de las propiedades que generan los ingresos, están alrededor del 6,5 por ciento, 225 puntos básicos por encima de las del tercer trimestre de 2007, lo que supone una caída muy importante de los precios de la propiedad.
Pero el continuo debilitamiento de la economía española, que no se da por concluido todavía, hace que los alquileres sigan bajando, neutralizando la pequeña caída de las tasas de capitalización, en cuanto a los precios de las propiedades inmobiliarias se refiere.
Es posible que haya algunas ofertas oportunistas, pero no parece que el mercado haya alcanzado fondo todavía. En una encuesta realizada por JP Morgan Cazenove, entre 154 analistas del mercado inmobiliario global, el 77 por ciento de los encuestados predijo que España sería el mercado inmobiliario con peor comportamiento entre los mercados europeos, en 2011. Los mejores comportamientos se espera tengan lugar en el Reino Unido, Alemania y Francia. Incluso los inversores oportunistas consideran que es pronto para actuar en el mercado español, lo que no impide que se realicen algunas operaciones, como la que ha tenido lugar recientemente, compra por parte WP Carey & Co de la sede de la Distribuidora de Televisión Digital SAU, por 80 millones de euros, donde DTS permanecerá como inquilino durante 20 años, que supone una ilustración de cómo el inversor busca asegurar una corriente de ingresos por rentas de alquiler, para hacer negocios en España.
Los fundamentales del mercado siguen siendo muy débiles, y los alquileres se ajustarán todavía más, pero acuerdos, como el citado, aportan la seguridad de los arrendamientos a largo y, por tanto, son inmunes a los ajustes que tengan lugar a corto plazo.
En lo que se refiere al mercado residencial, trata de recuperarse de los excesos cometidos durante la década comprendida entre 1997 y 2007, año en el que estalló la burbuja inmobiliaria, provocada por un exceso en la construcción y bajos tipos de interés, que dieron lugar a una economía robusta, animada también por los extranjeros que adquirían segundas residencias en las costas españolas. El estallido de la burbuja dejó a los promotores con deudas muy importantes y alrededor de un millón de viviendas, recién terminadas, sin vender.
El problema se agravó al verse arrastrada España por la crisis de la deuda en Europa, provocada por la especulación de los mercados, que obligó al Gobierno a imponer severas medidas de austeridad, a pesar de las cuales no está claro que España consiga evitar el ser rescatada por la Unión Europea. Resultado de lo anterior, es que el país debe pagar más por la deuda que emite y, en lo que afecta directamente al mercado inmobiliario, los préstamos hipotecarios están en punto muerto.
En octubre, el número de hipotecas cayó un 24 por ciento, respecto al mismo mes del año anterior, según los datos publicados el Instituto Nacional de Estadística. Las ventas de viviendas cayeron un 18 por ciento en ese mismo mes, el nivel más bajo de la historia. El Banco de España estima que los bancos españoles tienen créditos inmobiliarios en mora o en riesgo, por un importe de alrededor de 181.000 millones de euros en sus libros.
El alivio al mercado inmobiliario solo puede venir de la recuperación económica, pero ésta pude tardar en llegar, según los analistas y el propio presidente del Gobierno.
En una economía debilitada aumenta el desempleo, que amortigua el gasto del consumidor y golpea a los propietarios de los centros comerciales, industria ésta que está padeciendo su primera crisis seria desde que se iniciara en España, hace 30 años, puesto que, en la de los primeros años noventa, sirvió de refugio a distintos promotores.
A medida que la economía se desacelera, las empresas requieren menos espacio de oficinas, los vacíos aumentan y ejercen presión sobre los alquileres a la baja.
El excedente de un millón de viviendas nuevas sin vender, con los bancos poco dispuestos a conceder préstamos hipotecarios, a menos que sea para financiar la venta de una vivienda que ya tengan en su balance, el panorama para el mercado residencial se presenta poco halagüeño, ensombrecido además por la retirada de las desgravaciones fiscales en la compra de la vivienda principal, para aquellas rentas superiores a los 24.100 euros anuales.
En tales circunstancias, es difícil instalarse en el optimismo, pero en lo que respecta al mercado residencial, la escasa promoción habida en los últimos años, ha provocado la falta de oferta en determinadas zonas de algunas de las principales ciudades, así como que la paralización y ralentización de la construcción de nuevos edificios de oficinas, puede hacer que, en cuanto llegue la recuperación, se produzca un aumento rápido de las rentas de alquiler. El aumento del espacio vacío se ha producido más por la contracción de las empresas, que por la nueva oferta.
En cualquier caso, parece lógico que la recuperación empiece por el inmobiliario industrial, primero por el aumento de las exportaciones y después para abastecer el incremento de la demanda doméstica
Fuente: http://www.realestatespress.es/
Algunos analistas e inversores del mercado inmobiliario global, nos venían anunciando que parecía llegado el momento de que los jugadores, en ese mercado, volvieran su vista de nuevo hacia el mercado inmobiliario español. Después de todo, los alquileres de oficinas en Madrid han caído más de un 35 por ciento, desde el pico alcanzado en el tercer trimestre de 2007. Y las tasas de capitalización, que miden el rendimiento anual de las propiedades que generan los ingresos, están alrededor del 6,5 por ciento, 225 puntos básicos por encima de las del tercer trimestre de 2007, lo que supone una caída muy importante de los precios de la propiedad.
Pero el continuo debilitamiento de la economía española, que no se da por concluido todavía, hace que los alquileres sigan bajando, neutralizando la pequeña caída de las tasas de capitalización, en cuanto a los precios de las propiedades inmobiliarias se refiere.
Es posible que haya algunas ofertas oportunistas, pero no parece que el mercado haya alcanzado fondo todavía. En una encuesta realizada por JP Morgan Cazenove, entre 154 analistas del mercado inmobiliario global, el 77 por ciento de los encuestados predijo que España sería el mercado inmobiliario con peor comportamiento entre los mercados europeos, en 2011. Los mejores comportamientos se espera tengan lugar en el Reino Unido, Alemania y Francia. Incluso los inversores oportunistas consideran que es pronto para actuar en el mercado español, lo que no impide que se realicen algunas operaciones, como la que ha tenido lugar recientemente, compra por parte WP Carey & Co de la sede de la Distribuidora de Televisión Digital SAU, por 80 millones de euros, donde DTS permanecerá como inquilino durante 20 años, que supone una ilustración de cómo el inversor busca asegurar una corriente de ingresos por rentas de alquiler, para hacer negocios en España.
Los fundamentales del mercado siguen siendo muy débiles, y los alquileres se ajustarán todavía más, pero acuerdos, como el citado, aportan la seguridad de los arrendamientos a largo y, por tanto, son inmunes a los ajustes que tengan lugar a corto plazo.
En lo que se refiere al mercado residencial, trata de recuperarse de los excesos cometidos durante la década comprendida entre 1997 y 2007, año en el que estalló la burbuja inmobiliaria, provocada por un exceso en la construcción y bajos tipos de interés, que dieron lugar a una economía robusta, animada también por los extranjeros que adquirían segundas residencias en las costas españolas. El estallido de la burbuja dejó a los promotores con deudas muy importantes y alrededor de un millón de viviendas, recién terminadas, sin vender.
El problema se agravó al verse arrastrada España por la crisis de la deuda en Europa, provocada por la especulación de los mercados, que obligó al Gobierno a imponer severas medidas de austeridad, a pesar de las cuales no está claro que España consiga evitar el ser rescatada por la Unión Europea. Resultado de lo anterior, es que el país debe pagar más por la deuda que emite y, en lo que afecta directamente al mercado inmobiliario, los préstamos hipotecarios están en punto muerto.
En octubre, el número de hipotecas cayó un 24 por ciento, respecto al mismo mes del año anterior, según los datos publicados el Instituto Nacional de Estadística. Las ventas de viviendas cayeron un 18 por ciento en ese mismo mes, el nivel más bajo de la historia. El Banco de España estima que los bancos españoles tienen créditos inmobiliarios en mora o en riesgo, por un importe de alrededor de 181.000 millones de euros en sus libros.
El alivio al mercado inmobiliario solo puede venir de la recuperación económica, pero ésta pude tardar en llegar, según los analistas y el propio presidente del Gobierno.
En una economía debilitada aumenta el desempleo, que amortigua el gasto del consumidor y golpea a los propietarios de los centros comerciales, industria ésta que está padeciendo su primera crisis seria desde que se iniciara en España, hace 30 años, puesto que, en la de los primeros años noventa, sirvió de refugio a distintos promotores.
A medida que la economía se desacelera, las empresas requieren menos espacio de oficinas, los vacíos aumentan y ejercen presión sobre los alquileres a la baja.
El excedente de un millón de viviendas nuevas sin vender, con los bancos poco dispuestos a conceder préstamos hipotecarios, a menos que sea para financiar la venta de una vivienda que ya tengan en su balance, el panorama para el mercado residencial se presenta poco halagüeño, ensombrecido además por la retirada de las desgravaciones fiscales en la compra de la vivienda principal, para aquellas rentas superiores a los 24.100 euros anuales.
En tales circunstancias, es difícil instalarse en el optimismo, pero en lo que respecta al mercado residencial, la escasa promoción habida en los últimos años, ha provocado la falta de oferta en determinadas zonas de algunas de las principales ciudades, así como que la paralización y ralentización de la construcción de nuevos edificios de oficinas, puede hacer que, en cuanto llegue la recuperación, se produzca un aumento rápido de las rentas de alquiler. El aumento del espacio vacío se ha producido más por la contracción de las empresas, que por la nueva oferta.
En cualquier caso, parece lógico que la recuperación empiece por el inmobiliario industrial, primero por el aumento de las exportaciones y después para abastecer el incremento de la demanda doméstica
Fuente: http://www.realestatespress.es/