Las inmobiliarias se han convertido con la crisis en compañías en las que cualquier signo de actividad es recibido con euforia. Así ha ocurrido en los últimos meses con Nyesa y con Fergo Aisa, que registraron subidas en bolsa por encima del 10% en cuanto comunicaron entradas de nueva financiación y proyectos en ciernes.
Reyal Urbis no es una excepción. La reactivación del proyecto Castellana 200, el más emblemático de la compañía y que estaba paralizado desde septiembre de 2009 por problemas financieros, ha disparado su cotización casi un 69% en las dos últimas sesiones.
Una volatilidad que no le resultará extraña a los accionistas de la inmobiliaria. En los dos últimos años ha vivido importantes desplomes (del 75% a principios de 2009), seguidos de espectaculares rebotes (el mayor, del 214% en el verano del mismo año), para volver a caer de nuevo.
En esta ocasión, los ánimos compradores parece algo más justificados. La puesta en marcha de estas obras supone cerrar el único fleco pendiente del acuerdo de refinanciación de sus 4.600 millones de euros de deuda alcanzado en mayo.
Además, la inmobiliaria consigue volver a ponerse manos a la obra, a diferencia de otras compañías del sector, en cuyos acuerdos de refinanciación terminan atadas de pies y manos para iniciar nuevos proyectos, de manera que todo lo que ingresan se destina a devolver la deuda a los acreedores.
Eso sí, por el camino el proyecto Castellana 200 ha sufrido una importante mutación. En 2006 suponía una inversión de 350 millones para construir viviendas, oficinas, un hotel, aparcamientos y un centro comercial.
Ahora, de la mano de BBVA, Sabadell, Santander, Banco de Valencia y Bancaja (que tienen un 8,4% de la sociedad) se desarrollarán dos edificios de oficinas, un centro comercial y cuatro sótanos de aparcamientos, con una inversión limitada a 46,7 millones, que aportan los bancos.
Fuente: http://www.expansion.com/
Reyal Urbis no es una excepción. La reactivación del proyecto Castellana 200, el más emblemático de la compañía y que estaba paralizado desde septiembre de 2009 por problemas financieros, ha disparado su cotización casi un 69% en las dos últimas sesiones.
Una volatilidad que no le resultará extraña a los accionistas de la inmobiliaria. En los dos últimos años ha vivido importantes desplomes (del 75% a principios de 2009), seguidos de espectaculares rebotes (el mayor, del 214% en el verano del mismo año), para volver a caer de nuevo.
En esta ocasión, los ánimos compradores parece algo más justificados. La puesta en marcha de estas obras supone cerrar el único fleco pendiente del acuerdo de refinanciación de sus 4.600 millones de euros de deuda alcanzado en mayo.
Además, la inmobiliaria consigue volver a ponerse manos a la obra, a diferencia de otras compañías del sector, en cuyos acuerdos de refinanciación terminan atadas de pies y manos para iniciar nuevos proyectos, de manera que todo lo que ingresan se destina a devolver la deuda a los acreedores.
Eso sí, por el camino el proyecto Castellana 200 ha sufrido una importante mutación. En 2006 suponía una inversión de 350 millones para construir viviendas, oficinas, un hotel, aparcamientos y un centro comercial.
Ahora, de la mano de BBVA, Sabadell, Santander, Banco de Valencia y Bancaja (que tienen un 8,4% de la sociedad) se desarrollarán dos edificios de oficinas, un centro comercial y cuatro sótanos de aparcamientos, con una inversión limitada a 46,7 millones, que aportan los bancos.
Fuente: http://www.expansion.com/