Cada día cinco familias gallegas pierden su vivienda por no poder pagar la hipoteca


Es una de las consecuencias más perversas de la crisis económica, la pérdida de la vivienda por miles de gallegos que por diferentes razones no pueden cumplir con la deuda que firmaron con las entidades bancarias. Según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, en las cuatro provincias gallegas se presentaron durante el último trimestre contabilizado (de abril a junio del 2010) 517 ejecuciones hipotecarias, manteniendo el dramático ritmo del año pasado, que se cerró con más de 2.000.

El gran salto se produjo el año pasado, cuando las ejecuciones crecieron casi un 70% con respecto al 2008. La morosidad y la consecuente reclamación bancaria han mantenido el vigor a lo largo de este 2010, que se cerrará en Galicia con otras dos mil familias que habrán perdido su vivienda. Al margen de esta estadística queda otro número indeterminado de propietarios que han acordado con el banco o caja de ahorros la dación en pago, una figura mal regulada todavía que permite que el deudor salde el contrato hipotecario con la entrega de la vivienda, evitando el largo y caro proceso judicial.

Dada la alegría con que se concedieron aquellas hipotecas y el tamaño de la burbuja inmobiliaria -el crédito a la vivienda llegó a crecer hasta un 30% de un año para otro en tiempos de bonanza-, el proceso judicial no garantiza demasiado ni al banco ni al deudor, ya que el piso sale a subasta y puede no ser comprado por el precio de la deuda, sino por uno sustancialmente menor, circunstancia que se da con bastante frecuencia. De este modo, el moroso pierde su vivienda y sigue debiendo al banco, mientras que la entidad se encuentra con una deuda de difícil cobro.

Distintos puntos de vista

«Si el banco puede quedarse con tu piso y embargarte la nómina, lo hará», asegura un intermediario financiero de Vigo, que ha mediado en cientos de casos. «Los bancos damos cincuenta mil oportunidades antes de ejecutar una hipoteca -contrapone la directora de una oficina bancaria-. No nos interesa cargarnos de pisos».

El banco puede iniciar los trámites de ejecución de la hipoteca tras el cuarto recibo impagado. Antes, intenta ponerse en contacto con el cliente y, si lo consigue, valora la magnitud del problema. El sector bancario asegura que prioriza hasta lo razonable mantener la relación con el cliente, valorar su situación, conceder períodos de moratoria o ampliar el tamaño de la hipoteca. Los usuarios lo niegan: «Hasta donde nosotros sabemos, en cuanto el banco puede ejecutar, ejecuta», apunta María Queijas, coordinadora de la asociación de usuarios de banca Adicae en Galicia. Sin piedad.

Nadie ve a corto plazo la posibilidad de que el fenómeno se frene. En cualquier juzgado de instrucción de Galicia, el tablón de anuncios está ocupado casi en exclusiva por textos judiciales que exponen, quién debe, cuánto, a quién y qué día y a qué hora se subasta el bien con el que pretende cubrir la deuda.

Ante el fenómeno, Adicae pide que se regule la dación en pago como un instrumento que garantice al usuario al menos la posibilidad de quedar libre de deudas con el banco tras la entrega de su vivienda. Actualmente, la entidad puede rechazar esa fórmula si considera que el valor del piso es inferior a la deuda que tiene el propietario, una situación común por el descenso del precio de la vivienda.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/
 
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