Los pisos nuevos deben caer más


Las compañías promotoras e inmobiliarias, para asegurar su propia supervivencia y viabilidad, deben vender sus inmuebles cuanto antes. Para ello, deberán bajar precios porque la vivienda sigue siendo inaccesible para muchos españoles y los bancos cada vez financian menos porcentaje del valor de tasación.

El nuevo ministro de Vivienda, José Blanco, ha asegurado que los precios de la vivienda deben caer todavía más para que este bien de primera necesidad vuelva a ser accesible para la mayoría de la población. La ministra de Economía, Elena Salgado, por su parte, celebró las nuevas cifras publicadas sobre el «stock» de viviendas sin vender: según la patronal de los promotores, habría bajado de las 686.143 viviendas a cierre de 2009 hasta las 685.195 en julio de 2010. Se trata del primer descenso registrado desde principios del año 2006. Según Salgado, durante el año 2011, el «stock» de pisos nuevos sin vender podría reducirse un veinte por ciento. Lo malo es que se puede frenar la dinámica: el esfuerzo para comprar una vivienda ha empeorado por primera vez en 24 meses. El porcentaje de la renta bruta disponible anual que tienen que destinar los compradores al pago de la hipoteca subió en septiembre tras dos años de descensos. De ahí que desde La Caixa crean que el «stock» de viviendas sin vender no se terminará hasta 2015.

El «stock» se va reduciendo, pero el número de inmuebles en manos de los bancos va a más, lo que significa que los promotores no están vendiendo con la suficiente agilidad. Así, el Banco de España, en su Informe de Estabilidad Financiera recoge que, en el primer semestre, los bancos han acumulado más de 10.000 millones de euros en inmuebles, al pasar de los 59.700 millones de euros a los 70.000 millones. Si en diciembre de 2009 los inmuebles adjudicados y adquiridos representaban un 13,4 por ciento de su inversión en «ladrillo», este porcentaje ha subido hasta el 15,9 por ciento.

El sector promotor está inmerso en una verdadera huida hacia delante. Muchas de estas empresas ya han acometido una primera ronda de refinanciaciones canjeando deuda por inmuebles, algunas incluso una segunda. Y la consultora KPMG cree que muchas realizarán una tercera.

Porque las cifras que presenta el sector son para echarse a temblar. Los fondos propios de las inmobiliarias cotizadas representaban más de un veinte por ciento de su pasivo en 2007. A cierre de 2009, no llegaban al siete por ciento. Se han «comido» las reservas que acumularon en el «boom». El valor de sus activos también se ha reducido: en 2007, superaba los 61.000 millones de euros, pero a cierre de 2009 había caído hasta los 41.340 millones.

A cambio, su factura financiera se ha reducido un 63 por ciento por la caída del euribor y las daciones en pago. También la evolución de las ventas puede hacer pensar en que la situación no es catastrófica. Cae a un ritmo interanual de dos dígitos, pero nada espectacular. Pero en el análisis de esta magnitud hay que tener en cuenta que la caída real de las ventas a clientes finales ha sido mucho mayor: en estas cifras pueden estar incluidos los canjes de deuda por activos. Así, el resultado de explotación cayó un 258 por ciento en 2008, para convertirse en unas pérdidas de 461 millones de euros el año pasado.

El sector está reduciendo sus pérdidas netas. Podemos hablar de una cierta recuperación, pero sólo por inercia. No vale con reestructurar la deuda una y otra vez. O con reducir las pérdidas sólo porque su estructura va menguando trimestre tras trimestre. Javier López Torres, director del área de reestructuración de KPMG en España, insiste en que las empresas deben contar con una estrategia a medio o a largo plazo para aprovechar la reactivación del mercado en cuanto ésta se produzca. Pero con realismo. La primera de las tareas que deben acometer es vender activos. "Hay que considerar que ahora tendrá que hacerse aplicando descuentos significativos en el precio", asegura López Torres. «The Economist» publicaba un informe en el que decía que los precios deberían ajustarse en España un 47,6 por ciento. A juicio del Instituto de Estudios Económicos, un 30 por ciento. Inmobiliaria Zapata ha conseguido liquidar su «stock» bajando sus pisos, precisamente, un 30 por ciento.

VENDER ES PRIMORDIAL

Antes de nada, las empresas deberían realizar una ordenación de la cartera de activos según su liquidez para identificar cuáles conformarán los cimientos sobre los que debe construir su estrategia y concentrar su escasa capacidad de inversión. ¿Qué hacer con los activos tóxicos? Venderlos a inversores oportunistas, como los «fondos buitre», recientemente aterrizados en España. Así conseguirán liquidez. Y, para los proyectos que realicen en el futuro, deberán considerar que los bancos no los financiarán como antes.

Exigirán que entre un 60 y un 25 por ciento del capital necesario lo aporte el promotor, en función del riesgo que tenga cada proyecto. También deberán fijarse en que, según el Informe de Estabilidad Financiera, de media, cajas y bancos otorgan hipotecas equivalentes al 62 por ciento del valor de tasación del inmueble, con lo que los precios que luego pidan los promotores por los pisos, para ser accesibles, no pueden ser como los de antes.

Fuente: http://www.finanzas.com/
 
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