Inmobiliarias y propietarios apuran estos días la última oleada del gran animador del mercado inmobiliario veraniego: los estudiantes desplazados. Aunque resulta difícil de precisar un número aproximado, los cálculos de los centros universitarios sitúan la cifra de alumnos que han buscado o siguen buscando piso o habitación en unos 35.000 en Galicia.Solo en la Universidade da Coruña, la única en España que no dispone de plazas de residencia públicas, el mercado de pisos y habitaciones afecta a unos diez mil estudiantes. En la de Santiago, el número de matriculados y desplazados es mayor y los estudiantes obligados a buscar residencia rondan entre los quince mil y los veinte mil. En la de Vigo, con una matrícula similar a la de A Coruña, el número de jóvenes que requieren un piso de alquiler se acerca también a los diez mil.
A estas alturas del verano, el mercado todavía mantiene el pulso firme. Las mejores oportunidades ya han sido alquiladas, aunque todavía es posible hallar un piso o una habitación más o menos ajustada a cualquier tipo de presupuesto. La mayor parte de las miles de viviendas que cada año albergan estudiantes desplazados han mantenido los mismos precios que en el curso anterior, pese a que el mercado de alquiler es el que mejor está resistiendo la crisis inmobiliaria. «Estamos en los niveles del 2008», explica un agente en A Coruña.
200 euros por habitación
Aproximadamente, la media por habitación en un piso de estudiante ronda entre 150 y 200 euros en A Coruña y Vigo y casi cincuenta euros más en Santiago, donde la presión de los desplazados es mayor. Un piso medio de tres habitaciones en las dos principales ciudades gallegas se mueve en una horquilla de entre 550 y 600 euros. Es posible encontrar precios más económicos, cuanto mayor es el número de habitaciones, aunque lo normal es que, a medida que desciende el precio, aumenten los inconvenientes: pisos altos sin ascensor, con malas combinaciones para acudir al campus, mal aislados o sin calefacción.
Una parte importante del mercado, entre el 30 y el 50%, se gestiona al margen de las inmobiliarias, a través de anuncios colgados en las diferentes facultades y que son la fuente utilizada por muchos estudiantes para encontrar su residencia. En muchos casos, especialmente en los pisos compartidos, las viviendas van pasando de unos inquilinos a otros.
Encontrar piso es una de las primeras tareas que debe afrontar el estudiante desplazado y uno de los gastos más significativos del curso. Sin embargo, no será el único. Mantener a un estudiante fuera de su hogar puede tener un coste para su familia de unos seis mil euros por curso; una cantidad que no ha variado sustancialmente sobre años anteriores y que en buena medida está mediatizada por el coste de la vivienda.
Pese a la modernización del parque inmobiliario, la oferta que revisan los estudiantes, especialmente durante este último mes antes del inicio de las clases, pasa por edificios antiguos que reciben las reformas mínimas para ponerse de nuevo en el mercado. Una limpieza a fondo por parte del propietario y una mano de pintura es lo máximo a lo que puede aspirar un inquilino que se enfrente estos días a la ardua tarea de encontrar piso con un presupuesto ajustado.
Con todo, las condiciones del parque de viviendas han avanzado notablemente en el último decenio: «La gente sabe que si tiene el piso en buenas condiciones le resultará más sencillo de alquilar y podrá exigir un mejor precio. Aquellas viviendas desastrosas hoy casi no se ven, aunque alguna queda», relata un profesional de Santiago.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/
A estas alturas del verano, el mercado todavía mantiene el pulso firme. Las mejores oportunidades ya han sido alquiladas, aunque todavía es posible hallar un piso o una habitación más o menos ajustada a cualquier tipo de presupuesto. La mayor parte de las miles de viviendas que cada año albergan estudiantes desplazados han mantenido los mismos precios que en el curso anterior, pese a que el mercado de alquiler es el que mejor está resistiendo la crisis inmobiliaria. «Estamos en los niveles del 2008», explica un agente en A Coruña.
200 euros por habitación
Aproximadamente, la media por habitación en un piso de estudiante ronda entre 150 y 200 euros en A Coruña y Vigo y casi cincuenta euros más en Santiago, donde la presión de los desplazados es mayor. Un piso medio de tres habitaciones en las dos principales ciudades gallegas se mueve en una horquilla de entre 550 y 600 euros. Es posible encontrar precios más económicos, cuanto mayor es el número de habitaciones, aunque lo normal es que, a medida que desciende el precio, aumenten los inconvenientes: pisos altos sin ascensor, con malas combinaciones para acudir al campus, mal aislados o sin calefacción.
Una parte importante del mercado, entre el 30 y el 50%, se gestiona al margen de las inmobiliarias, a través de anuncios colgados en las diferentes facultades y que son la fuente utilizada por muchos estudiantes para encontrar su residencia. En muchos casos, especialmente en los pisos compartidos, las viviendas van pasando de unos inquilinos a otros.
Encontrar piso es una de las primeras tareas que debe afrontar el estudiante desplazado y uno de los gastos más significativos del curso. Sin embargo, no será el único. Mantener a un estudiante fuera de su hogar puede tener un coste para su familia de unos seis mil euros por curso; una cantidad que no ha variado sustancialmente sobre años anteriores y que en buena medida está mediatizada por el coste de la vivienda.
Pese a la modernización del parque inmobiliario, la oferta que revisan los estudiantes, especialmente durante este último mes antes del inicio de las clases, pasa por edificios antiguos que reciben las reformas mínimas para ponerse de nuevo en el mercado. Una limpieza a fondo por parte del propietario y una mano de pintura es lo máximo a lo que puede aspirar un inquilino que se enfrente estos días a la ardua tarea de encontrar piso con un presupuesto ajustado.
Con todo, las condiciones del parque de viviendas han avanzado notablemente en el último decenio: «La gente sabe que si tiene el piso en buenas condiciones le resultará más sencillo de alquilar y podrá exigir un mejor precio. Aquellas viviendas desastrosas hoy casi no se ven, aunque alguna queda», relata un profesional de Santiago.
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