La recesión económica y la revisión de licencias deja miles de casas inacabadas por toda Galicia, muchas de ellas vendidas y sin posibilidades de ser finalizadas
El pequeño jardín de columnas que muestra la foto de arriba son setenta viviendas cercanas a la playa de Remior, en Barreiros. Al menos iban a serlo cuando el promotor compró el solar, pidió y consiguió una licencia de obra y empezó a vender apartamentos y chalés. Hace unos meses le llegó, como a otros constructores que trabajaban en la zona, la orden de paralización. Un caso prototípico en la franja de A Mariña que ha congelado el furor constructivo en una de las zonas de mayor expansión urbanística de Galicia. «Ya me gustaría a mí saber cuándo se va a reiniciar la obra». Rubén Vilela, el promotor de esta urbanización que se llama El Trébol y que por el momento no llega ni a esqueleto, dice que ha hecho todo lo que ha podido: «Con el ritmo que había hace unos años, ya estaría todo vendido. Pero el futuro lo veo complicado».
«Porcentualmente es el paquete más pequeño», señala Javier Garrido, el presidente de la patronal gallega de promotores inmobiliarios, en referencia a los conflictos con las licencias: «Es mucho más común el caso de un constructor que inició una obra que ahora está en estructura y no puede vender porque el mercado se ha parado. Algunos han podido renegociar sus deudas con los bancos, ralentizando la actividad hasta que se reactive el mercado. Otros han tenido que entrar en situaciones concursales». Cada día que dura el parón es un suplicio para muchos constructores. Y para todos los compradores, que en muchos casos aportaron cantidades como señal o plazos sobre plano, y ahora ven pasar los meses sin saber qué será de su inversión. En el mejor de los casos, pueden visitar el esqueleto de lo que soñaron, dibujado en los carteles promocionales de las casetas de ventas: piscinas, campos de tenis y parques infantiles que ni existen ni existirán, al menos a corto plazo.
Garrido asegura que el problema es generalizado y que, en ese sentido, Galicia ha recibido un impacto más suave que otras zonas de España. La patronal calcula entre 15.000 y 20.000 las viviendas hechas y a la venta, pero en el dato solo están las construidas al 80%. Las otras, los esqueletos, están sin cuantificar y diseminados por toda Galicia, singularmente en la costa y en las grandes ciudades, como las marcas de un frenazo en el asfalto.
Fuente:www.lavozdegalicia.es
El pequeño jardín de columnas que muestra la foto de arriba son setenta viviendas cercanas a la playa de Remior, en Barreiros. Al menos iban a serlo cuando el promotor compró el solar, pidió y consiguió una licencia de obra y empezó a vender apartamentos y chalés. Hace unos meses le llegó, como a otros constructores que trabajaban en la zona, la orden de paralización. Un caso prototípico en la franja de A Mariña que ha congelado el furor constructivo en una de las zonas de mayor expansión urbanística de Galicia. «Ya me gustaría a mí saber cuándo se va a reiniciar la obra». Rubén Vilela, el promotor de esta urbanización que se llama El Trébol y que por el momento no llega ni a esqueleto, dice que ha hecho todo lo que ha podido: «Con el ritmo que había hace unos años, ya estaría todo vendido. Pero el futuro lo veo complicado».
«Porcentualmente es el paquete más pequeño», señala Javier Garrido, el presidente de la patronal gallega de promotores inmobiliarios, en referencia a los conflictos con las licencias: «Es mucho más común el caso de un constructor que inició una obra que ahora está en estructura y no puede vender porque el mercado se ha parado. Algunos han podido renegociar sus deudas con los bancos, ralentizando la actividad hasta que se reactive el mercado. Otros han tenido que entrar en situaciones concursales». Cada día que dura el parón es un suplicio para muchos constructores. Y para todos los compradores, que en muchos casos aportaron cantidades como señal o plazos sobre plano, y ahora ven pasar los meses sin saber qué será de su inversión. En el mejor de los casos, pueden visitar el esqueleto de lo que soñaron, dibujado en los carteles promocionales de las casetas de ventas: piscinas, campos de tenis y parques infantiles que ni existen ni existirán, al menos a corto plazo.
Garrido asegura que el problema es generalizado y que, en ese sentido, Galicia ha recibido un impacto más suave que otras zonas de España. La patronal calcula entre 15.000 y 20.000 las viviendas hechas y a la venta, pero en el dato solo están las construidas al 80%. Las otras, los esqueletos, están sin cuantificar y diseminados por toda Galicia, singularmente en la costa y en las grandes ciudades, como las marcas de un frenazo en el asfalto.
Fuente:www.lavozdegalicia.es