A la hora de adquirir una vivienda, la mayoría de personas recurre a un Crédito Hipotecario. Este tipo de crédito se caracteriza porque como garantía de pago, se compromete la misma propiedad a adquirir. Es lo que se llama “hipotecar” la vivienda.
A veces también se puede hipotecar una vivienda ya libre de cargas para obtener financiación a tipos más bajos o por importes mayores que los créditos personales o al consumo.
En España, casi la totalidad de los créditos hipotecarios, el 98%, se contratan a interés variable. Este interés se calcula cada seis meses o un año tomando como referencia el EURIBOR de ese período y una pequeña cantidad añadida (Ejemplo, EURIBOR+0,5).
Créditos hipotecarios a interés variable en economías estables
En contextos de tipos de interés bajos y baja inflación, ni siquiera suele plantearse el realizar hipotecas a interés fijo, pues suelen tener una tasa de interés mucho mayor que las variables. Por tanto, en economías que se supongan y esperen estables a medio y largo plazo, que es la duración de las hipotecas, siempre nos decantaremos por créditos hipotecarios a interés variable.
¿Cuándo sube la inflación?
Pero, ¿qué pasa cuando la economía sufre alguna época más confusa? Cuando los precios (inflación) suben más de la cuenta, los Bancos Centrales aumentan los tipos de interés para así frenar el consumo (el dinero es más caro, luego se reducen los créditos, y además los inversores no mueven tanto su dinero si los simples depósitos ya ofrecen un interés aceptable). Esto repercute en que las hipotecas a tipo variable también se vean afectadas por esas subidas cuando les llega la hora de su revisión semestral o anual.
Hemos visto en las noticias y conocemos a mucha gente que ha visto cómo sus cuotas hipotecarias han subido hasta varios cientos de euros, según los casos, en los últimos años.
La pregunta que surge entonces, para alguien que quiera una hipoteca es: ¿me decanto por el tipo fijo y elimino las incertidumbres?
Ventajas y desventajas de las hipotecas de interés fijo
La estabilidad en los pagos es la principal ventaja que se le supone a las hipotecas de interés fijo. No nos veremos afectados por subidas de los tipos, aunque esto es un arma de doble filo, porque cuando los tipos vuelvan a bajar, tampoco nos beneficiaremos de esa bajada y estaremos pagando un precio por encima del de mercado.
Además, el diferencial de interés entre las hipotecas de tipo variable (media del 4% T.A.E. para amortización en 25 años) y las de tipo fijo (media del 6% para 25 años) nos da un margen para que a pesar de las subidas de tipos, sigamos pagando menos que en un crédito a interés fijo.
En cualquier caso, si la economía es estable, como sucede en Europa, se dará la máxima de que todo lo que sube, baja. Y en créditos a tan largo plazo como hay ahora, que incluso llegan a los 40 años de amortización, las cuotas son más bajas y las subidas se notan menos.
Hipotecas a interés mixto
Otro producto que ofrecen las entidades es la hipoteca a tipo mixto. Se suele poner un plazo a tipo fijo(por ejemplo, 5 años al principio, o al final) y el resto a tipo variable. Este sería un buen producto si uno se endeuda en un contexto de incertidumbre y continua subida de tipos. Estaremos tranquilos durante 5 años, esperando que la situación se resuelva.
Conclusión respecto a qué tipo de hipoteca nos interesa más
En definitiva, los intereses fijos son más caros y suelen tener un menor plazo de amortización, lo que requiere mayor solvencia en toda la duración del préstamo. A cambio, no nos afectará la subida de tipos, que puede llegar a agobiarnos en determinados momentos por la subida de nuestras cuotas.
En cualquier caso, son recomendables los tipos variables, pues son más baratos y permiten mayor plazo de amortización, con lo que las cuotas serán menores y más asequibles, y ante las variaciones, siempre podremos pensar que a largo plazo hallaremos momentos de todo tipo: de subida y de bajada.
Fuente:www.tengodeudas.com
A veces también se puede hipotecar una vivienda ya libre de cargas para obtener financiación a tipos más bajos o por importes mayores que los créditos personales o al consumo.
En España, casi la totalidad de los créditos hipotecarios, el 98%, se contratan a interés variable. Este interés se calcula cada seis meses o un año tomando como referencia el EURIBOR de ese período y una pequeña cantidad añadida (Ejemplo, EURIBOR+0,5).
Créditos hipotecarios a interés variable en economías estables
En contextos de tipos de interés bajos y baja inflación, ni siquiera suele plantearse el realizar hipotecas a interés fijo, pues suelen tener una tasa de interés mucho mayor que las variables. Por tanto, en economías que se supongan y esperen estables a medio y largo plazo, que es la duración de las hipotecas, siempre nos decantaremos por créditos hipotecarios a interés variable.
¿Cuándo sube la inflación?
Pero, ¿qué pasa cuando la economía sufre alguna época más confusa? Cuando los precios (inflación) suben más de la cuenta, los Bancos Centrales aumentan los tipos de interés para así frenar el consumo (el dinero es más caro, luego se reducen los créditos, y además los inversores no mueven tanto su dinero si los simples depósitos ya ofrecen un interés aceptable). Esto repercute en que las hipotecas a tipo variable también se vean afectadas por esas subidas cuando les llega la hora de su revisión semestral o anual.
Hemos visto en las noticias y conocemos a mucha gente que ha visto cómo sus cuotas hipotecarias han subido hasta varios cientos de euros, según los casos, en los últimos años.
La pregunta que surge entonces, para alguien que quiera una hipoteca es: ¿me decanto por el tipo fijo y elimino las incertidumbres?
Ventajas y desventajas de las hipotecas de interés fijo
La estabilidad en los pagos es la principal ventaja que se le supone a las hipotecas de interés fijo. No nos veremos afectados por subidas de los tipos, aunque esto es un arma de doble filo, porque cuando los tipos vuelvan a bajar, tampoco nos beneficiaremos de esa bajada y estaremos pagando un precio por encima del de mercado.
Además, el diferencial de interés entre las hipotecas de tipo variable (media del 4% T.A.E. para amortización en 25 años) y las de tipo fijo (media del 6% para 25 años) nos da un margen para que a pesar de las subidas de tipos, sigamos pagando menos que en un crédito a interés fijo.
En cualquier caso, si la economía es estable, como sucede en Europa, se dará la máxima de que todo lo que sube, baja. Y en créditos a tan largo plazo como hay ahora, que incluso llegan a los 40 años de amortización, las cuotas son más bajas y las subidas se notan menos.
Hipotecas a interés mixto
Otro producto que ofrecen las entidades es la hipoteca a tipo mixto. Se suele poner un plazo a tipo fijo(por ejemplo, 5 años al principio, o al final) y el resto a tipo variable. Este sería un buen producto si uno se endeuda en un contexto de incertidumbre y continua subida de tipos. Estaremos tranquilos durante 5 años, esperando que la situación se resuelva.
Conclusión respecto a qué tipo de hipoteca nos interesa más
En definitiva, los intereses fijos son más caros y suelen tener un menor plazo de amortización, lo que requiere mayor solvencia en toda la duración del préstamo. A cambio, no nos afectará la subida de tipos, que puede llegar a agobiarnos en determinados momentos por la subida de nuestras cuotas.
En cualquier caso, son recomendables los tipos variables, pues son más baratos y permiten mayor plazo de amortización, con lo que las cuotas serán menores y más asequibles, y ante las variaciones, siempre podremos pensar que a largo plazo hallaremos momentos de todo tipo: de subida y de bajada.
Fuente:www.tengodeudas.com